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SEMANA DE ORACIÓN: Llevar fe y esperanza a la reconstrucción de Puerto Rico


[SLIDESHOW=53745,53747] GUAYNABO, Puerto Rico (BP) — Puerto Rico obtuvo titular tras titular cuando el huracán María azotó en 2017. La gran tormenta devastó la isla, y como sucede después de una tragedia tal, los medios noticiosos pugnaban para cubrir la historia.

Poco después de dos años, miles de familias siguen en necesidad. Sin embargo, ahora pocos extranjeros consideran su dificultad.

“Nadie habla más de Puerto Rico en las noticias,” dijo Jonathan Santiago, misionero de la Semana de Oración de la Ofrenda del Domingo de Resurrección Annie Armstrong 2020. “Septiembre 2017 es historia antigua, pero quisiera que la gente pudiera ver lo que yo veo. Algunas veces, es como si el huracán María hubiera pasado ayer.”

Para Santiago, la pasión que incentivó sus múltiples viajes a Puerto Rico inmediatamente después de María persiste. De hecho, el corazón se le agitó, y Dios lo guio a él y a su familia a trasladarse desde Nueva York para servir a tiempo completo a través de Send Relief, el brazo ministerial de compasión de los bautistas del sur.

“La Junta de Misiones Norteamericanas (NAMB) nos pidió que consideráramos regresar a Puerto Rico para servir en mi puesto actual como director de Send Relief para Puerto Rico,” dijo Santiago.

El trabajo es grande. Él coordina el ministerio de respuesta a la crisis en toda la isla donde un estimado de 30,000 casas todavía tienen solamente lonas azules que les sirven como techos.

“El huracán María fue el peor desastre en la historia puertorriqueña, pero lo que realmente me llega no es lo que María hizo a nuestras propiedades sino lo que se le ha hecho a nuestra gente,” dijo Santiago. “Cuando miras diferentes comunidades, ves la desesperanza. Ves muchas familias todavía luchando.”

La cifra de víctimas que la tormenta tomó es sobrepasada solamente por el golpe emocional y espiritual que la gente ha experimentado. Aunque Send Relief ayuda en la reconstrucción física, la meta es también llenar las necesidades espirituales mediante el poder del Evangelio.

“Ellos dicen que tomará de 8 a 10 años para que todo vuelva a la normalidad como antes de María,” dijo Santiago. “Sin embargo, el quebrantamiento mental, emocional y espiritual de Puerto Rico no calza con la esperanza que encontramos en Jesucristo.”

Tal y como está ahora, solamente hay una iglesia bautista del sur por cada 44,522 personas en Puerto Rico. La vasta mayoría de puertorriqueños — 85 por ciento — se identifican con el catolicismo romano.

El ministerio de Send Relief, sin embargo, ha jugado un papel clave en el evangelismo y la plantación de iglesias a medida que los misioneros han sido capaces de edificar relaciones a través de los esfuerzos de alivio en desastres. A través de la coordinación de Santiago, los voluntarios bautistas del sur del continente han estado conectando gente en necesidad con iglesias nuevas y establecidas en Puerto Rico.

“La gente aquí en Puerto Rico está muy agradecida y emocionada cada vez que ven un equipo llegar a su comunidad,” dijo Santiago. “Nuestras iglesias están agradecidas porque ellos escogieron estar aquí en Puerto Rico para servir a estas familias que todavía están luchando.”

Los pastores locales en Puerto Rico identifican las necesidades en sus propias comunidades, y Santiago trabaja con esos pastores para que sus iglesias hagan equipo con el equipo de misión del continente.

“A fin de cuentas, queremos que cada persona que ayudamos sea conectada a la familia de una iglesia local donde sabemos que le darán seguimiento,” dijo Santiago.

Una historia en particular atrajo la atención de Santiago.

Un equipo ayudó a reparar el techo de la casa de un hombre en Humacao, y cuando los líderes oyeron que el dueño de la casa mencionó que Dios envió al equipo allí para ayudar, los tomó por sorpresa. Ellos sabían que él decía ser ateo.

“Todos estaban sorprendidos porque sabían su trasfondo,” recordó Santiago. “Pero ahora él tiene conversaciones centradas en Dios. Este es uno de los ejemplos en los que hemos visto familias servidas y gente transformada cuando oyen el Evangelio por primera vez.”

Oír estas historias de cambios de actitud llena a Santiago de esperanza cuando él vierte su vida en la isla en la que nació. Él creció en una familia cristiana en Ponce, Puerto Rico, y su padre sirvió como plantador de iglesias en Massachusetts donde Santiago pasó su adolescencia.

Finalmente, Santiago también entró al ministerio, y sirvió en Houston y Nueva York antes de regresar a Puerto Rico a servir como misionero de Send Relief.

“La gente que da a través de la Ofrenda del Domingo de Resurrección Annie Armstrong es la que nos pone a mí y a mi familia aquí de manera que podamos ayudar a reconstruir nuestra isla en algo mejor de lo que fue antes,” dijo Santiago. “Estoy muy agradecido porque a medida que continuamos orando y dando, el Evangelio se está esparciendo y sanando nuestra tierra aquí en Puerto Rico.”

La Ofrenda del Domingo de Resurrección Annie Armstrong provee la mitad del presupuesto anual de NAMB. El dinero dado a la ofrenda es usado en el campo para recursos de evangelismo y sostén, entrenamiento y cuidado de los misioneros.