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En Mother Emanuel, los bautistas del sur de Carolina del Sur buscan la unidad racial


CHARLESTON, Carolina del Sur (BP) — Alrededor de 300 creyentes llenaron el santuario de la histórica Iglesia Mother Emanuel el 13 de noviembre para tener una sesión de la reunión anual de los bautistas del Carolina del Sur, realizada en el sitio de la masacre del 2015 de nueve creyentes negros a manos de un autoproclamado supremacista blanco. Una concurrencia desbordante de 400 la miró por televisión por circuito cerrado en la cercana Iglesia Bautista Citadel Square.

El presidente de la Convención Bautista de Carolina del Sur (SCBC por sus siglas en inglés), Marshall Blalock había arreglado que los mensajeros a la SCBC tuvieran el servicio vespertino en la histórica Iglesia Africana Metodista Episcopal Emanuel de acuerdo con el tema de la reunión anual: “Edificando Puentes.”

“No sé si alguna vez hemos estado en un lugar más sagrado,” les dijo Blalock a los mensajeros y a los invitados. “Cuando nos reunimos en la Iglesia Mother Emanuel, el lugar mismo nos habla del poder de la fe en Jesucristo. Estamos en un lugar de seguridad porque, aunque es donde los corazones fueron rotos, es también el lugar donde el poder salvavidas de la gracia de Dios está.”

El corazón de Blalock fue cambiado en los meses que siguieron a los asesinatos motivados por la raza en Mother Emanuel el 17 de junio de 2015, dijo, cuando se dio cuenta de que había una segregación involuntaria en su propia red de relaciones.

“El desbordamiento de amor y unidad que inspiró al mundo se ha desvanecido con el tiempo, pero las conversaciones profundas sobre la raza ahora pueden tener lugar,” le dijo al Courier un año después del tiroteo.

Ronnie Floyd, quien enfatizó la unidad racial durante su presidencia de la Convención Bautista del Sur (SBC por sus siglas en inglés) los años 2014–2015, estaba entre los oradores invitados, junto con el pastor anfitrión Eric Manning, el profesor asistente del Seminario Teológico Bautista Southeastern (SBTS por sus siglas en inglés), Walter Strickland, y Anthony Thompson, cuya esposa Myra murió en el tiroteo de 2015.

Floyd

Floyd, pastor sénior de la Iglesia Cross, la cual tiene varias sedes, en el noroeste de Arkansas, eligió Juan 13:34 para enfatizar ese amor que debe cruzar las líneas raciales.

“El racismo es un asalto al Evangelio de Jesucristo,” dijo Floyd. “Cuando perteneces a Jesús, perteneces al amor. Tú entregas el derecho a elegir a quien vas a amar.”

Él recordó la reunión anual de la SBC 2015 en Columbus, Ohio. El anochecer del 16 de julio, los mensajeros estaban de rodillas orando para que el país tuviera un despertar espiritual. Menos de 24 horas después, se comenzaron a oír las chocantes noticias provenientes de Charleston.

“Fue un profundo y genuino dolor,” dijo Floyd. “Se sintió como si Satanás nos hubiera visto postrados delante de Dios y dijo: ‘Les mostraré.’

“Pero usted le mostró al mundo lo que es el amor,” dijo Floyd, gesticulando hacia Thompson. “El amor es la manera de Dios de edificar puentes.

“Bautistas del sur, ustedes no son conocidos por sus credos, cantos, doctrina, conocimiento, logros, vestidos, apariencia o color de su piel,” dijo Floyd. “Ustedes son solamente conocidos por el amor de Dios y su amor a través de ustedes.”

Encarnar el Evangelio trae credibilidad a lo que la iglesia cree, dijo Floyd.

“Tenemos que encarnarlo,” dijo. “Necesitamos dejar de permitirle a nuestra nación definir quiénes somos. El amor es la nota verdadera de la iglesia verdadera.”

Strickland

Como afroamericano y bautista del sur, Strickland admitió estar “confundido en qué decir…en este edificio lleno de tantos bautistas del sur, con nuestro espinoso pasado marcado por la afirmación de la esclavitud que envía reverberaciones a nuestro día presente.”

Strickland, vicepresidente asociado de SBTS para Iniciativas de la Diversidad del Reino, elogió a la iglesia anfitriona.

“Emanuel no ha permitido revueltas malogradas de esclavos, incendios provocados o una masacre para impedir la visión de hacer a Cristo conocido y anticipar la venida de su Reino,” dijo Strickland.

Aunque los cristianos “lamentamos cualquier vestigio de quebrantamiento que el pecado ha forjado en nuestra vida,” dijo Strickland, “somos tercos, y tenemos una tendencia a apartarnos del designio de Dios de estar unificados en nuestra diversidad, y alejados los unos de los otros debido a nuestro malestar cultural, bagaje histórico o preferencias personales.”

Strickland ofreció la esperanza encontrada en Apocalipsis 7:9, 10.

“La visión de Juan no funciona solamente como una ventana hacia ‘Hay un mundo feliz más allá,'” dijo Strickland. “Es para llamar al pueblo de Dios a vivir vidas como aquellas que activamente están tratando de alcanzar las riquezas del Reino en el presente.”

Edificar puentes que crucen las líneas raciales es “quizá la principal prueba de fuego” de la madurez espiritual, dijo Strickland, e indica la habilidad de estar parado en el poder del Evangelio.

“Esperamos en Jesús y en algo más que nos una, inclusive entre los creyentes,” dijo. “Pero en cualquier momento que añadimos algo a Cristo con el propósito de unidad, esa cosa toma cautivo el Evangelio. Quizá no hayamos podido unirnos porque no somos tan espiritualmente maduros como pensamos.”

El trabajo involucrado en la reconciliación racial nos hace más como Jesús, dijo Strickland. La obra de Jesús en la cruz forjó victoria no solamente sobre el pecado y la muerte, dijo Strickland, sino también sobre el racismo, el favoritismo, el prejuicio, la intolerancia, la estrechez de mente y la discriminación.

“En nuestros esfuerzos de hacer su voluntad ahora, no se trata de alcanzar la meta, sino del trabajo que es hecho en nosotros en el proceso,” dijo Strickland. “Esto es por lo que hablamos de diversidad. Esto es por lo que hablamos de reconciliación racial…Es porque nos fuerza a ser más como nuestro Salvador.”

Thompson

Todas las personas necesitan ser perdonadas, dijo Thompson, pastor de la Iglesia Reformada Episcopal Holy Trinity en Charleston, para exonerar la carga del pecado transmitida por la humanidad.

“El pecado es una enfermedad que se come los corazones de toda la humanidad. Es odio, es racismo, es discriminación, es violencia,” dijo. “Causa divisiones, causa separación en nuestras vidas, en las vidas de nuestras familias, nuestras comunidades, nuestra nación, y nuestra iglesia.”

Thompson luego contó la historia de cómo él públicamente – e inesperadamente, inclusive para él mismo – perdonó al asesino de su esposa en una audiencia de fianza. Dios empoderó a Thompson para perdonar, les dijo el viudo a los bautistas de Carolina del Sur.

“Sentí que la amargura, sentí que el aislamiento de todo lo que sentía por lo de mi esposa y todo lo que sucedía realmente dejaban mi cuerpo,” dijo Thompson. “Sentí esta paz como nunca antes. Estaba ligero como una pluma, y me di cuenta que era la paz que sobrepasa todo entendimiento.”

La esclavitud pasada, el racismo, la discriminación y la separación son invariables, dijo Thompson, pero el futuro permite el progreso.

“Solamente el perdón puede traer sanidad a tu vida,” dijo Thompson. “Y se filtra hacia la vida de tu familia, tu iglesia, tu comunidad, y entonces se filtra directamente a tu nación.

“Y lo sé, porque un día tuve que perdonar a Dylann Roof, el joven que mató a mi esposa y a otras ocho personas aquí mismo en la Iglesia Emanuel AME.”