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EDITORIAL: La tumba que habla


SPRINGFIELD, Tenn. (BP) — Esta mañana después de ir a lavar el carro regresé a casa. Al llegar a la calle donde vivo noté que tres vehículos policiales estaban frente a la casa de unos amigos. Varias personas observaban la escena a distancia. Como testigos ante la presencia policial, los vecinos, adultos y niños, contemplaban lo que sucedía. Miraban con intensidad las acciones policiales en una urbanización tranquila y bien vigilada al norte de Nashville, Tennessee.

Acabamos de celebrar el día de Pascua. Algunas veces me he preguntado qué sintieron los primeros testigos de la resurrección de Cristo. ¿Cómo reaccionaron aquellos guardias que vigilaban la tumba lo mejor que podían y la cuidaban para que no se robaran el cuerpo del Mesías? La Biblia no dice mucho al respecto.

En Mateo 28:11 se relata que mientras las mujeres estaban en camino, algunos de estos guardias entraron a la ciudad y contaron a los principales sacerdotes lo que había sucedido. Cristo había resucitado. La tumba que había sido sellada y ellos guardado no había podido retener el cuerpo del Maestro.

Fueron los principales sacerdotes y fariseos los que dijeron a Pilato y le recordaron que “el mentiroso” había dicho que resucitaría al tercer día. Por esta razón, le pidieron que sellara la tumba lo mejor posible y pusiera guardias para evitar que los discípulos robaran el cuerpo de Cristo. Pilato accedió a esta solicitud. De lo contrario, las cosas empeorarían.

¿Puede imaginarse la experiencia y las emociones de aquellos que vieron resucitar a Cristo? ¿Qué pasó con las vidas de aquellos que guardaban la tumba? Con razón corrieron a hablarle a los sacerdotes lo que había sucedido. Estos últimos convocaron una reunión y decidieron dar a los soldados un gran soborno. Ellos debían dar un falso testimonio de lo acontecido. Mateo 28:15 nos dice “Entonces los guardias aceptaron el soborno y dijeron lo que habían ordenado. Su historia corrió por todas partes entre los judíos y la siguen contando hasta el día de hoy.”

Más de 2000 años han pasado desde la resurrección. Nos encontramos a la entrada de la tumba vacía. El evento más importante en la historia de la humanidad sigue dando testimonio. Si esa tumba hablara, ¿qué diría? Use su imaginación por un momento. Mire bien adentro. Acérquese. Trate de agacharse hacia la abertura de la roca para escuchar si la tumba revela sus secretos.

Esa tumba vacía no puede hablarnos con palabras audibles. Esta habla más fuerte que eso. Habla claramente a todos aquellos que están dispuestos a detenerse y escuchar. Su mensaje tiene un impacto eterno. Pase adelante conmigo y escuche lo que tiene que decir. Escuche su susurro en tres ideas transformadoras.

Primero, la tumba nos dice que la resurrección de Cristo es la máxima demostración que Cristo es Dios. Ella es la declaración suprema de su fidelidad y amor por nosotros al venir a rescatarnos de nuestra condenación. La muerte fue vencida cuando el Señor resucitó. El funeral que el enemigo, los sacerdotes y fariseos habían planificado se canceló. “Oh muerte, ¿dónde está tu victoria? Oh muerte, ¿dónde está tu aguijón?” 1 Cor. 15:55 NTV.

Segundo, la tumba nos dice que si la cruz fuera toda la historia del cristianismo, no tendríamos mucha esperanza. Nuestro líder máximo estaría todavía sepultado. Tendríamos que vivir con la memoria de un líder que aún seguiría muerto. La tumba vacía nos afirma que hay esperanza para el mañana. Servimos a un Redentor que vive y reina por la eternidad. “¡Él devorará a la muerte para siempre! El Señor Soberano secará todas las lágrimas y quitará para siempre los insultos y las burlas contra su tierra y su pueblo. ¡El Señor ha hablado!” Isaías 25:8 NTV

En tercer y último lugar, la tumba nos dice que la muerte no nos puede separar del amor de Dios. El poder del resucitado es más grande que todos nuestros errores. Aquél que los guardias y la tumba no pudieron contener es más grande que todas nuestras equivocaciones y desaciertos. Él conoce nuestros secretos y nos ama. La tumba vacía está allí para declarar que Él está por encima de todo. Cuando le aceptamos, nos guarda en su mano y no nos suelta o deja al azar. Estamos seguros en Él.

Esta mañana, las personas que contemplaban las acciones policiales en mi vecindario se convirtieron en testigos de lo que acontecía. No sabemos qué pasó con los guardias que fueron sobornados para no decir la verdad. Tampoco sabemos qué pasó con los sobornadores. ¿Habrán vivido el resto de sus vidas guardando en su corazón aquel secreto? ¿Quiénes eran los mentirosos? ¿Podrían vivir en paz? No lo sabemos. No me sorprendería que después que se les acabó aquel dinero, algunos de ellos no pudieron esconder más el secreto. Aquel hecho era irrefutable. ¿Dirían la verdad? ¿Quién sabe si algunos sacerdotes y fariseos se dieron cuenta que no podían tapar el sol con un dedo? La evidencia está allí. Esa tumba habló y sigue hablando. Habla también a nosotros hoy. ¿Dónde están los restos? ¡Qué hablen hoy los testigos!

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  • Luis L. Lopez

    Luís R. Lopez es Director de Misiones Asociado, Obra Étnica en la Asociación Bautista del Condado Robertson en Springfield, Tenn.

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