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EDITORIAL: Mades de toda clase


FORT WORTH, Texas (BP) — Muchos hombres y mujeres de Dios deben reconocer que son lo que son por que Dios en su gracia los bendijo a través de madres fieles, que supieron orar, dirigir y darles ejemplo de fe. 

Muchos debemos reconocer que también hemos sido ricamente bendecidos por mujeres a quienes el plan de Dios les tenía preparado no el ser madres físicamente. 

Algunas decidieron adoptar a uno o más hijos y así bendecir a muchos a quienes el tiempo, por una u otra razón los habría dejado sin maternal cuidado. 

Otras, decidieron servir al Señor criando hijos espirituales. Decidieron entonces entregar su vida al Señor, y comunicar las noticias del maternal Padre quien entregó su Hijo para salvar a tantos y concebir a muchos otros. Dieron sus vidas a las misiones, al discipulado, al servicio de otros. Doy cuenta de muchas de estas madres que han sabido ser nuestras amigas, a veces luchando solas y con grandes limitaciones. Y aunque ni siquiera la iglesia local ha querido ayudarlas a veces, siempre han cumplido su función maternal al servicio de los hijos de Dios. Si no hubiera sido por ellas muchas de nuestras iglesias no habrían sobrevivido porque aun en estas muchos hombres son infieles, inconstantes y sin compromiso. Han sido madres en la iglesia y para la iglesia.

Quizá en este mundo en donde todo parece salpicado, y a veces saturado por la injusticia y la ingratitud, muy pocas de estas madres serán verdaderamente reconocidas. Pero el Dios quien sabe llevar a sus hijos como madre en el vientre, y que ha prometido otra vez llevarnos en sus brazos como madre (Isaías 66), es el mismo que nos hará habitar en familia, el que ha prometido también darle la alabanza que cada una merece (1 Corinthians 4:5)!

¡Gracias madres de toda clase!

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  • Por Gerardo A. Alfaro·

    Gerardo A. Alfaro es profesor de teología sistemática y director de la división de estudios teológicos del Southwestern Baptist Theological Seminary en Fort Worth, Texas.

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