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‘Burbujeante’ estrategia ve cinco cristianos aumentar a 10,000


ONTARIO, Calif. (BP) — Dan sirve en un área del sudeste de Asia donde “nadie había estado y nadie quería ir.”

Y el grupo misionero con el que él trabajaba no quería que él fuera tampoco.
“Durante la semana de designación, supe que no me estaba permitido ir a ese lugar,” dijo el estudiante del Seminario Gateway, “así que fui a una escuela de idioma a un lugar diferente y a la larga pude demostrar que todas las razones para negarme ir no eran válidas.”
Finalmente me dijeron que podría ir allá si quería, pero que no habría apoyo del todo en ese lugar, y que no habría ayuda.
Él era intrépido y de todas maneras fue.
“Tenía que encontrar un trabajo, porque los obreros cristianos no están permitidos allá,” dijo. “También soy la única cara blanca en cualquier dirección nueve horas a la redonda.”
De hecho, estaba en cierto peligro, debido a que el área era predominantemente musulmana. Un pequeño paso en falso podría llevarlo a su arresto. Sin embargo, cuando buscaba un lugar donde quedarse, alguien le presentó un hombre que tenía un cuarto para alquilar. Ese hombre resultó ser un oficial del gobierno altamente apreciado.
Cuando se volvieron amigos, la conexión le dio a Dan cierta protección.
Además, hubo otras ventajas.
“Vivir en su casa significó que realmente aprendí el idioma,” dijo. “Estaba totalmente inmerso en la cultura.”
Con el tiempo, comenzó a establecer relaciones que le abrieron oportunidades para compartir el evangelio. Sin embargo, no vio ningún resultado durante siete años.
“Si le testificaba a alguien, esa persona iría a la casa de su familia para discutir la posibilidad de aceptar a Jesús como el Salvador de ellos. Y la familia le diría que no,” dijo. “Ninguna decisión se puede hacer a menos que la familia sea consultada.”
Él vio lo mismo pasar una y otra vez.
“Esos primeros años fueron duros,” indicó. “Pero cuando te tiran contra el piso, ¿cuántas veces te levantas? Si tienes un llamado de Dios, no tienes elección. Te levantas cada vez. Te levantas todas las veces.”
Dan explicó que no había un solo patrón bueno para el evangelismo cuando él comenzó.
Las técnicas de evangelismo de trabajar con personas una a una habían tenido éxito en sus asignaciones en EE.UU., pero no funcionaron para nada allá. Cuando comenzaba un segundo período de servicio, decidió tratar algo nuevo.
“Iría a una casa, me reuniría con todo el círculo familiar y establecería relaciones,” dijo. “Esa estrategia hizo una dramática diferencia. Comencé con un grupo y terminé con un grupo. Eso es bíblico. No estaba pescando un pescado. Estaba pescando un montón de pescados.”
De los primeros cinco cristianos, el número de convertidos creció.
“Muchos jóvenes locales viajan para experimentar,” dijo. “Se quedan con una familia local, y llevan su testimonio con ellos. Un pequeño grupo se dividió en dos. Yo lo llamó burbujear.”
Con el tiempo, el número de pequeñas congregaciones pasó a 50. Ahora — después de 18 años en el país — hay alrededor de 500 grupos con participación de cerca de 10,000 cristianos.
“Damos entrenamiento de liderazgo a cerca de 300 personas a la vez,” dijo Dan. “Hay un curso básico de liderazgo, además de un currículo más profundo.”
Él explicó que, aunque la mayoría en el área dice ser de fe musulmana, hay poca participación. Y la gente tiene curiosidad sobre Jesús.
“No decimos nada malo de su profeta o de su libro,” dijo. “Solamente les mencionamos que hay un verso en su libro que les dice que lean los evangelios. La pregunta más importante que hacen es ‘¿por qué Jesús tuvo que morir?'”
El acceso a los medios sociales deja mucho campo para discutir sobre su nueva encontrada fe.
“Ellos son muy directos durante Ramadán,” dijo. “Un cristiano nuevo publicó ‘Yo amo la sangre de Cristo.”
Ese entusiasmo frecuentemente lleva a la gente a ser arrestada por hablar mucho de Jesús.
“Si quieres que salgan de la cárcel, tienes que pagarle a la policía,” dijo Dan. “Pero ser arrestados a menudo lleva a oportunidades de testificar. Cuando la policía les dice que están siendo arrestados por hablar de Jesús, ellos responden con ‘Está bien, y esto es lo que estamos diciendo.’ Los asuntos de seguridad no tienen nada que ver con compartir el evangelio.”
Él relata la historia de dos hombres que — con trepidación — decidieron salir de su pueblo y hablar de Jesús.
“El término ‘extranjero’ significa alguien que no ha nacido en su pueblo,” explicó, “así que se arriesgan mucho yendo al siguiente pueblo donde nadie los conoce. Si hablan con la persona equivocada sobre su fe, pueden ser arrestados.”
Los hombres conocieron a alguien en ese pueblo que los invitó a su casa a tomar té. El patriarca — un hombre lisiado — los miró a los ojos y les preguntó si conocían a Jesús.
“Volvieron a casa muy emocionados,” dijo. “Experimentaron el gozo de encontrar hermanos y hermanas en Cristo. Y eso solamente los animó a ir a otros pueblos. Eso es burbujeante.”
*Nombre cambiado.

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  • Por Katherine Chute

    Katherine Chute es directora de comunicaciones del Seminario GateWay de la Convención Bautista del Sur, Ontario, Calif.

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