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EDITORIAL: El poder de la palabra


NOTA DEL EDITOR: La columna First-Person (De primera mano) es parte de la edición de hoy de BP en español. Para ver historias adicionales, vaya a http://www.bpnews.net/espanol.

FRESNO, Calif. (BP) — Mi oración diaria es la del Rey David en el Salmo 143:1: “Escucha, Señor, mi oración; atiende a mi súplica. Por tu fidelidad y tu justicia, respóndeme” (NVI).

Las palabras pueden ser muy poderosas, como lo ilustra Santiago 3:8: “pero nadie puede domar la lengua. Es un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal” (NVI).

El músico contemporáneo Hawk Nelson lo expresa bien en su canción popular “Words” [Palabras]. Una parte de su canción dice así:

“Me han hecho sentir como un prisionero,
me han hecho sentir en libertad;
me han hecho sentir como un criminal,
me han hecho sentir como un rey;
me han levantado el corazón
a lugares en los que nunca había estado
arrastrándome de regreso a donde empecé.

“Las palabras te pueden edificar,
las palabras te pueden quebrar,
encender o apagar un fuego en tu corazón;
que mis palabras sean de vida,
que mis palabras sean verdad,
no quiero decir una palabra
a menos que esta lleve al mundo de regreso a Ti”.

Creo que de eso se trata la oración del rey David, no decir nada que no glorificara y llevara a las personas a Jesús.

Unimos las palabras para formar frases y oraciones que con frecuencia hieren y traen un espíritu de melancolía a nuestro alrededor.

A lo largo del mundo parece haber un espíritu de pesimismo vocal. Uno se pregunta si este torrente de información 24/7 nunca parará o disminuirá. Hay personas que se especializan en criticar y sembrar en cada conversación “todos los males que hay en el mundo”. De acuerdo con el diccionario de la Real Academia española pesimismo es la “propensión a ver y juzgar las cosas en su aspecto más desfavorable”.

Las predicciones, profecías y temores a través de los siglos pronostican fatalidad para el cristianismo. Hace poco un amigo me dijo: “Se terminó. El cristianismo será destruido”. Sentí un profundo temor en su voz y lo animé a leer las palabras de Cristo en Mateo 16:18: “Ahora te digo que tú eres Pedro (que quiere decir “roca”), y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y el poder de la muerte no la conquistará” (NTV).

Tengo plena confianza en las Palabras de Dios. Sus promesas son seguras y nunca fallan. Los cristianos necesitan tener corazones resueltos que confiando en Dios proclamen al mundo: “No se terminará hasta que Él lo diga”.

Mi corazón continúa latiendo con la pasión de hablarle al mundo acerca de Cristo y brindarle esperanza a los desesperados. No creo que sea mi responsabilidad sentarme melancólicamente en una esquina a gritar que las acciones de selectos grupos causarán el desplome de la iglesia. Seamos la voz que “clame” a un mundo que no conoce a Jesucristo. Involucremos a nuestra cultura en la conversación sobre un Salvador, su amor y su perdón.

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  • Por Fermín A. Whittaker