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Un misionero evoca su encarcelamiento bajo el régimen castrista


La Habana (BP) — Mientras el mundo reflexiona sobre el legado del fallecido dictador cubano Fidel Castro, un ex misionero bautista del sur, encarcelado por el régimen castrista en la década de 1960, recuerda lo que Castro no logró: matar a la iglesia.

David Fite, de 82 años de edad, fue arrestado en La Habana en 1965 por lo que él recuerda fueron cargos prefabricados donde le acusaron de “traficar con divisa extranjera” y “divisionismo ideológico.” El entonces misionero con el Home Mission Board (ahora North American Mission Board o Junta de Misiones Norteamericanas) y el padre de tres hijos, incluyendo a un bebé de un mes de edad, Fite fue encarcelado por tres años y medio antes de quedar libre en noviembre de 1968.

La esposa de Fite es Margaret, cuyo padre Herbert Caudill, también era misionero con el HMB, y también fue encarcelado junto con su esposo. Ella dijo a Baptist Press que el arresto de los misioneros parecía derivarse de su fe cristiana y no de ser ciudadanos estadounidenses, ya que 53 creyentes cubanos fueron arrestados esa misma noche.

“Lo que quería hacer [el régimen cubano] era matar a las iglesias bautistas,” dijo Margaret Fite.”…No había un problema internacional. Era solamente un ataque a la religión.”

Pero tal como lo señaló David Fite, “No funcionó.”

Todos los creyentes encarcelados con Fite eran ministros, y muchos habían estado sirviendo como pastores de las iglesias. Incluso así, el domingo después de los arrestos, “ni una sola iglesia dejó de tener su servicio de alabanza,” dijo Margaret Fite. “Y en cada iglesia alguien subió al púlpito.”

El Evangelio, dijo David Fite, “no está limitado por las organizaciones políticas. Se adelanta con un mensaje que va más allá de la opresión.”

Sin embargo, el encarcelamiento les robó el ánimo. A veces, había 300 hombres en la misma celda, con literas de hasta cinco camas y se escuchaban afuera las ejecuciones de disidentes políticos, dijo David Fite. Margaret y los niños tenían permitido visarlo una vez al mes, aunque siempre estaba presente un guardia y a veces estaba prohibido hablar en inglés.

“No era exactamente una habitación en el Holiday Inn,” dijo Fite, “pero sobrevivimos.”

A inicios del encarcelamiento, evoca Fite, hubo un momento único de ánimo espiritual.

Ya que todos los prisioneros fueron puestos en aislamiento inmediatamente después de la noche las detenciones masivas de cristianos, Fite no sabía si había o no otros creyentes presentes.

“Entonces durante esa tarde, escuché a alguien cantar” el himno “Firmes y Adelante,” dijo Fite. Uno a uno, los prisioneros se unieron al canto, “y en poco tiempo me puede dar cuenta que no estaba solo en el arresto.”

Otra dificultad del encarcelamiento fue la vista de Caudill, la cual ya había fallado en uno de sus ojos antes del arresto y comenzó a fallar en el otro ojo mientras estaba en la cárcel.

Cuando los doctores locales no pudieron ayudarlo, Caudil, de 63 años en ese entonces, recibió libertad condicional de la prisión en noviembre del 1966, aunque continuó en arresto domiciliario. En marzo de 1967, un oftalmólogo estadounidense pudo entrar a Cuba y operar a Caudill, reportó BP. La cirugía fue un éxito y salvó la visión en uno de los ojos.

Fite se quedó en la cárcel dos años más después que Caudill fue puesto en libertad, a pesar de que sus padres hicieron una visita a Cuba en 1967, la cual incluyó múltiples conversaciones con oficiales del gobierno. En el reportaje sobre las visitas de la familia, BP dijo que Fite sufrió de una hernia, ictericia y una infección en el oído mientras estuvo encarcelado.

El día que Fite fue puesto en libertad, sorprendió a su familia tomando el transporte público para llegar a casa, reportó BP. Las familias Fite y Caudill regresaron a Estados Unidos en febrero de 1969.

Originalmente, Fite había estado sentenciado a seis años en prisión y Caudillo a 10, reportó BP.

En 1999, la familia Fite se jubiló en el área de Atlanta después haber servido por casi tres décadas en el Southwestern Baptist Theological Seminary como profesor y administrador de los centros de extensión.

Caudill, quien sirvió 40 años como misionero en Cuba, murió en 1987, a la edad de 84 años.

Incluso con la muerte de Castro, Margaret Fite dijo que ella “no sabe qué tanto va a cambiar” Cuba en términos de la libertad personal y el crecimiento económico.

“Lo único que sé es que yo viví en Cuba” antes de la revolución comunista, dijo, “y fue un gozo vivir ahí. Y luego viví el proceso de la toma de poder [de Castro] y las cosas empeoraron más y más.

“Lo interesante,” dijo Margaret Fite, “es que entre más empeoraban las cosas, la gente necesitaba el Evangelio más que nunca. Necesitaban a un Dios a quien alabar, y eso fue su sostén. Por eso es que la iglesia ha crecido tanto.”

La revista misionera Mission Frontiers reportó en el 2011 que había hasta 4,500 iglesias evangélicas en Cuba además de unas 10,000 “casas culto” de un total de 54 denominaciones.

“Durante 20 años,” según Mission Frontiers, “las iglesias protestantes en Cuba comunista se han multiplicado a una velocidad sin precedente.”

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  • Por David Roach