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EDITORIAL: En la unión está la fuerza


NOTA DEL EDITOR: La columna First-Person (De primera mano) es parte de la edición de hoy de BP en español. Para ver historias adicionales, vaya a http://www.bpnews.net/espanol.

FRESNO, Calif. (BP) — Familia. Esta es una palabra que tiene muchas connotaciones para diferentes personas y grupos. El matrimonio fue la primera institución que Dios estableció para su creación. De ese matrimonio salieron los niños y las familias.

Algunos de los ideales que surgen de la palabra familia son amor, felicidad, compañerismo y unidad. Otras palabras que algunas veces se asocian con las familias son: infelicidad, temor, disfuncional y quebrantamiento. Otras palabras son: unión, sociedad, colaboración.

Para mí, de todas esas palabras la más poderosa es ¡unidad! La Biblia habla mucho acerca de la unidad. Los dos mensajes bíblicos que vienen a mi mente son: “Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer” (1 Corintios 1:10).

También: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:11-13).

Es posible que de todos estos mi pasaje favorito sea el Salmo 133:1: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!”

Esto no siempre es el caso. He visto familias, organizaciones y hasta naciones desintegrarse debido a la falta de unidad. El antiguo adagio “en la unión está la fuerza” es cierto.

He visto una alarmante tendencia en nuestra sociedad, y aun en nuestra familia bautista, en cuanto a descartar la cooperación y el trabajo hacia una sola meta. Al parecer, estamos en una transición de llaneros solitarios, cada uno haciendo su propia cosa sin importarle mucho los efectos que pueda tener en otros. Nosotros, como Bautistas del Sur, podemos estar perdiendo nuestro espíritu cooperativo, uno de los distintivos que ha formado una fuerza grande y poderosa en la arena religiosa, no tan solo en los Estados Unidos de América, sino también en todo el mundo.

El apóstol Pablo le escribió a los corintios: “Porque, así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo”. Esto habla de la unidad que nosotros, como Bautistas del Sur, debemos tener. Permítame animarles a todos a ser cuidadosos en los cambios del proceso de cooperación y, como resultado, la unidad. Estas clases de cambios a menudo dan por resultado un espíritu de independencia y arrogancia que debilita nuestro esfuerzo unido.

Me alegra ser Bautista del Sur y Bautista del Sur del estado de California. Ambos grupos tienen una rica historia y una rica herencia. Nuestro alcance misionero en todos los ámbitos — iglesia, asociación, convención del estado, convención nacional y agencias e instituciones — pueden disminuir por causa de nuestro deseo de ser menos cooperativos.

Para tener más éxito y ser lo que Dios espera de nosotros, debemos ser diligentes y animarnos unos a otros. Después de todo, “en la unión está la fuerza”.

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  • Por Fermín Whittaker