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EDITORIAL: El Temor nos Paraliza


(LAUREL, Md.) — “Cuando el hombre y su mujer sintieron los pasos de Dios, el Señor, que estaba paseando por el jardín al fresco de la tarde, corrieron a esconderse entre los arboles del jardín para que Dios no los viera. Pero Dios, el Señor, llamo al hombre diciendo: ¿Dónde estás? El hombre contesto: Te oí en el jardín, tuve miedo porque estaba desnudo, y me escondí (Gen. 3:8-10 BHTI).”

¿Te recuerdas la última vez que realmente tuviste gran terror? ¿No es cierto que casi te paraliza? ¡Sí, claro que sí! El temor nos viste con ropa que no nos permite tener libertad y gozo. La Biblia nos muestra como la primera pareja, Adán y Eva, gozaban de la creación de Dios. Se movían con plena libertad en medio de árboles con preciosos frutos, un rio que regaba el jardín y se dividía en cuatro brazos, oro y piedras preciosas, y animales nombrados por Adán.

En contraste a esta harmonía vemos como el pecado entra y rompe la relación que existía con Dios. Notamos inmediatamente varios resultados del pecado manifestados en la vida de Adán y Eva y también en cada uno de nosotros.

El hombre pecador corre de Dios. Dice la Biblia que cuando la primera pareja “sintieron los pasos de Dios. . .corrieron (8)” Esa es la respuesta normal de una persona pecadora Jonás corrió lejos de Dios. El salmista nos recuerda, sin embargo, que no podemos huir “de tu presencia (Salmos 139:7).”

El hombre pecador se esconde de Dios. “corrieron a esconderse (8). Es difícil o imposible esconderse de otra persona donde alumbra la luz. El ladrón se esconde en lugares oscuros lejos de la luz. La Biblia nos declara “Que Dios es luz, y en el no hay ninguna tinieblas. Si nosotros dijéramos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no hacemos la verdad (1 Juan 1:5-6).”

El pecado nos lleva al temor. “Te oí. . .tuve miedo (10).” El temor consume nuestras vidas, confunde nuestro pensar, envenena las relaciones con otras personas y en especial con Dios. Es más, muchos cristianos viven llenos de temor preguntándose, ¿soy lo suficiente bueno para Dios?

El pecado nos lleva a culpar a otros. Adán, cuando fue confrontado por Dios, respondió “la mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí (Génesis 3:12).” Eva inmediatamente también responde de una manera similar diciendo, “la serpiente me engañó, y comí (Génesis 3:13).” Fíjese usted que para esta pareja el problema yacía siempre en otros. No tomaron responsabilidad por sus pecados.

En medio de estas acciones, Dios no los abandona. Al contrario Él toma el primer paso ofreciéndole al hombre una relación eterna. El verso 15 presenta el primer acto de justicia de Dios que también fue el primer acto de la gracia de Dios (Génesis 3:15). Este verso se le conoce como el protoevangelium o el primer evangelio. Este verso anuncia el plan salvífico de Dios a través de Jesucristo.

Cuando te encuentres con temor corre a Dios — solamente en El encontrarás la paz que sobrepasa todo entendimiento. Que la bendición de Dios sea contigo y toda tu familia. ¡Bendiciones!

    About the Author

  • Gustavo V. Suarez

    Gustavo Suarez es profesor adjunto de evangelismo y misiones en el Southwestern Baptist Theological Seminary en Fort Worth, Texas.

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