[QUOTE@right@180=“La esclavitud y el tráfico humano son malévolos hasta el tuétano.”
— Russell Moore] WASHINGTON (BP) — Un nuevo esfuerzo para ayudar a terminar la esclavitud y el tráfico humano a nivel mundial rápidamente ha ganado impulso en el Congreso.
La Ley de Iniciativa para Terminar la Esclavitud Moderna recibió la aprobación del comité del Senado el 26 de febrero, solamente dos días después de que fuera presentada por el senador Bob Corker, republicano de Tennessee. El comité de relaciones extranjeras, el cual preside Corker, reenvió el proyecto con un voto unánime.
La legislación, S. 553, establecería un esfuerzo centralizado para frustrar el tráfico humano y la esclavitud en un tiempo en el que un estimado de 27 millones de personas están esclavizadas mundialmente. Crearía una fundación sin fines de lucro en Washington, D.C., diseñada para usar los fondos del sector privado extranjero y federal para reducir la esclavitud en un medible 50 por ciento.
Corker cree que el proyecto de ley “va a tener un efecto transformador en nuestro lidiar con la esclavitud moderna,” dijo en una entrevista a CNN después del voto del comité. “Tenemos organizaciones sobresalientes que usan las mejores prácticas, y sin embargo no hemos tenido un esfuerzo central para lidiar con esto apropiadamente.
“La gente está sacando ventaja de jóvenes, viejos, madres, hijas, padres e hijos,” dijo Corker. “Y nosotros podemos hacer algo al respecto, y nos estamos alistando, y me complace que hoy estemos celebrando el comienzo de ese esfuerzo.”
Los bautistas del sur aplaudieron la propuesta.
“La esclavitud y el tráfico son malvados hasta el tuétano y asaltan la dignidad de los seres humanos creados a la imagen de Dios,” dijo Russell Moore, presidente de la Comisión de Libertad Religiosa y Ética (ERLC por sus siglas en inglés).
“Al tomar el asunto, el senador Corker y aquellos junto a él están en el espíritu del gran líder cristiano y activista en contra de la esclavitud William Wilberforce,” dijo Moore en una declaración escrita para Baptist Press. “Oro para que trabajemos juntos en terminar con este flagelo de la esclavitud y el tráfico humano en nuestro mundo.”
William Wilberforce dirigió las últimas y exitosas campañas legislativas en contra del tráfico de esclavos y la esclavitud como miembro del Parlamento Británico de 1780 a 1825.
Raleigh Sadler, pastor y propugnador de la concienciación del tráfico humano en la ciudad de New York, describió la fortaleza de la medida como “su énfasis en la colaboración.”
“A través de la financiación de las agencias del gobierno y de las organizaciones sin fines de lucro que trabajan en las áreas del mundo mayormente afectadas, esta fundación buscará recursos para aquellos que están trabajando ya,” le dijo Sadler a BP en comentarios escritos.
La Misión de Justicia Internacional (IJM por sus siglas en inglés), la organización anti esclavitud más grande, encomió la legislación y pidió una aprobación rápida.
El proyecto y los fondos acompañantes “establecen un nuevo estrado para que el liderazgo estadounidense combata la esclavitud,” dijo Holly Burkhalter, vicepresidenta de relaciones gubernamentales de IJM, en una divulgación escrita.
“No nos hemos estado involucrando en una pelea justa,” ya que el gobierno estadounidense ha estado gastando “una ínfima parte” de sus esfuerzos en ayuda extranjera y contra la trata de personas mientras que los traficantes están obteniendo $150 billones en ganancias al año, dijo Burkhalter. “Eso va a cambiar.”
La legislación requeriría que la Fundación de la Iniciativa del Fin de la Esclavitud Moderna financiara programas que contribuyeran al rescate y la recuperación de las víctimas de la esclavitud, la prevención de la esclavitud, y el procesamiento y el castigo de los perpetradores. También establecería metas medibles y cortaría la esclavitud a la mitad en siete años entre “las poblaciones enfocadas.” Los programas que no alcancen sus metas serán suspendidos o terminados.
La meta de la fundación es recaudar $1.5 billón, que se desglosarían de esta manera: $251 millones del gobierno federal en ocho años; $500 millones de otros gobiernos; y $750 millones en fondos privados.
El Departamento de Estado de EE.UU. categoriza la esclavitud — la cual existe en EE.UU y en más de otros 160 países — como tráfico sexual, tráfico sexual infantil, trabajos forzados, trabajo de servidumbre, servidumbre por deudas, servidumbre doméstica, trabajo forzado infantil o niños soldados.
La nueva propuesta es importante para la iglesia local, le dijo Sadler a BP.
“Primero, este proyecto apunta a traer justicia al oprimido manteniendo a las autoridades a cuentas por reducir el tráfico humano alrededor del mundo,” dijo y añadió que esto “le pone el paso” al reporte anual del Departamento de Estado “equipando a aquellos en el trabajo en países que llenan los estándares mínimos” del reporte.
“Segundo, podemos celebrar que este es un paso concreto hacia cuidar “a la viuda, al huérfano y al extranjero,’ que son vulnerables al tráfico humano,” dijo Sadler. “Por estas razones, desafío a la iglesia a orar por la implementación de esta legislación.”
Sadler, uno de los pastores maestros de la Iglesia Gallery de la ciudad de New York, es director de los ministerios de justicia de la Asociación Bautista Metropolitana de New York; él entrena iglesias y otras comunidades de fe para combatir el tráfico humano. También dirige Let My People Go (Deja ir a mi pueblo), una iniciativa para ayudar a los líderes a reconocer y tratar el asunto de la explotación en sus comunidades.
Al endosar la nueva propuesta, Burkhalter de IJM instó al Congreso a no reducir los programas en contra de la esclavitud y el desarrollo que ya están siendo conducidos por la Oficina de Monitoreo y Combate del Tráfico de Personas del Departamento de Estado y por la Agencia para el Desarrollo Internacional de EE.UU.
“No queremos ver [al gobierno federal] quitándole a Pedro para darle a Pablo,” dijo ella.
La ERLC ha sido un defensor líder de las políticas para combatir el tráfico humano desde que el movimiento para tratar el problema doméstico e internacional resultó en la primera ley en contra del tráfico humano en 2000.
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Tom Strode es el corresponsal en Washington para Baptist Press.
