fbpx
Articulos en Español

EDITORIAL: Dar sin lamentar


NASHVILLE (BP) — Crecer en la gracia de dar es prender a ser más como Cristo. Dar con alegría y sin lamentar es una de las características de los que aman y tienen un corazón sincero para con Dios. Implica una actitud no egoísta, centrada en Dios y llena de gratitud. Recientemente varios líderes y amigos discutíamos sobre este fascinante tema. Después de reflexionar en la Palabra y de nuestra edificante conversación quisiera compartir cuatro realidades en las vidas de aquellos que dan sin lamentar y en las que quiero crecer en mi propia vida.

1. Dios es la fuente de mi sostén. Por esto puedo dar con liberalidad. Cuando damos u ofrendamos y sentimos que estamos perdiendo o haciéndonos más pobres olvidamos que Dios es nuestro verdadero proveedor. El dar sin lamentar nos hace sentir un gozo especial. Actuar de esta manera es hacerlo por fe y convicción y no debido a las circunstancias. El sostén y el éxito de nuestras vidas están en las manos de Dios. No en nuestras propias manos. Nuestra disposición a rendir o a entregar aquello que Dios nos ha dado es un reflejo que entendemos esta realidad. El líder sabe que él es un mayordomo, un administrador y no el dueño. No debemos confiar en nosotros mismos creyendo que el éxito que tenemos es meramente el fruto de nuestro esfuerzo. Seriamos necios si en nuestro corazón decimos “yo soy el que he hecho esto.” Por el contrario, es justo reconocer a Jehová como Aquel que nos da el poder y la fuerza para hacer las riquezas. Deuteronomio 8:18. Cuando damos estamos realmente entregando aquello que nunca fue de nosotros. Vivir con las manos abiertas es vivir reconociendo que Dios nos sostiene.

2. Mi vida está satisfecha en Dios. Proverbios 10:22 nos recuerda que es la bendición del Señor la que enriquece. No son las cosas materiales, el poder o la fama lo que nos hace felices. Es la bendición de vivir en el centro de su voluntad. Reconocer que en Cristo hemos sido perdonados, redimidos y destinados para vivir eternamente nos recuerda nuestra verdadera identidad. Vivir con el más sublime propósito en mente no es cuestión de adquirir algo más u obtener un mejor nivel de vida. Cristo es nuestro nivel de vida. Dios ha prometido que no permitirá que el justo padezca hambre. El no añade tristeza con su bendición. Cuando nos enfocamos en El encontramos plena satisfacción. En la medida que aumenta nuestro amor por Cristo el nivel de nuestra satisfacción aumenta. El haberle entregado a Dios algo y lamentarse por ello no se encuentra en el diccionario divino.

3. Hay una lucha en mí entre dos ideologías distintas. Constantemente nos encontramos en medio de una batalla. Vivimos en una guerra entre dos formas muy diferentes de ver las cosas y manejar las posesiones, los talentos y el tiempo. Una es la visión de que lo que tengo, gane o acumule es mío y lo puedo usar como yo quiera. Otra es que Dios es dueño de todo y que soy un administrador. Tendré que dar cuenta ante Dios por todo lo que hago. Necesitamos estar conscientes de esta dinámica en nosotros y pedir a Dios que renueve nuestra mente y nos ayude a dar con liberalidad. Recibimos muchas bendiciones inmerecidas. La gracia de Dios en nuestra vida nos ayuda a crecer en la mayordomía cuando nos acordamos que de gracia recibimos y de gracia damos.

4. Finalmente, Dios recompensa al que comparte. Estoy convencido que nosotros mismos somos los más beneficiados cuando abrimos nuestra manos y compartimos. Proverbios 19.17 dice “A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar.” No damos para que nuestros impuestos sean menos o por razones económicas. Cuando compartimos lo hacemos considerando que estamos haciendo una inversión en nuestra vida y en la vida de otros. Así también podemos estar seguros que el Todopoderoso sabe pagar y recompensar. Vivir de esta manera es vivir creando un impacto en el mundo. “Con el bien de los justos, se regocija la ciudad, y cuando perecen los impíos, hay gritos de alegría. Por la bendición de los rectos, se enaltece la ciudad, pero con la boca de los impíos, es derribada.” Proverbios 11:10-11 LBLA. Nuestra vida prospera en la medida que crecemos al ser más generosos. Esto honra a Dios.

Quiero orar, creer, manejar, amar, comprar, hablar, trabajar y vivir con más generosidad. Me encantaría escuchar de usted qué piensa y qué añadiría. Si quiere contactarme vía [email protected] y compartir sus comentarios, me fascinaría leerlos.

    About the Author

  • Por Luis R. López