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EDITORIAL: Philae y el diseño divino


NASHVILLE (BP) — Estoy escribiendo estas líneas desde el campamento Jenness Park en California en donde participo de una Conferencia para Hombres patrocinada por una de nuestras amadas iglesias. Rodeado de majestuosos pinos que despliegan su belleza, altura y elegancia me siento diminuto. Junto al radiante cielo azul californiano y las extensas ramas escarpadas que parecen bailar al son de la brisa, me asombro. Con un respiro reconozco la presencia del Creador. Me detengo por un momento y tomo un fuerte desahogo. Mis ojos se cierran al sentir la majestuosidad de este lugar. La brisa del viento sopla. Refresca mi cara y con ella mi ser ¡Qué grande es nuestro Dios! Este sitio tan hermoso despliega su magnífico diseño y poder creador.

En días recientes escuchamos de la llegada de Philae, el módulo que viajó a bordo de la sonda espacial Rosetta, al cometa denominado 67/P Churyumov-Gerasimenko. Qué nombre tan singular. El evento ha llenado los titulares de los medios de comunicación y las redes sociales en todo el mundo. Culminó con éxito un viaje de más de diez años para encontrarse con el veloz cuerpo celeste de polvo y hielo, una creación del Altísimo. Es la primera vez en la historia que una aeronave aterriza en un cometa. El esperado aterrizaje fue el clímax de una misión iniciada hace una década para estudiar el cometa. Mucha expectativa se había creado en su aterrizaje. El plan es que el módulo espacial, del tamaño similar al de una lavadora, junto a Rosetta acompañen al cometa en su dirección al sol. Esto con el fin de aprender más de este último.

Interesantemente, los científicos sólo pudieron mirar y contemplar el aterrizaje desde lejos debido a la enorme distancia con la tierra (500 millones de kilómetros o 311 millones de millas). Esto hizo imposible enviar instrucciones en tiempo real.

Sin embargo, las fotos que vimos de tan semejante descenso nos recuerdan y reflejan la grandeza de la creación de Dios así como la inteligencia dada por el al hombre. Con razón el salmista dijo “Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de Sus manos” Salmos 19:1. Ese mismo pasaje expande este concepto diciendo “Un día comparte al otro la noticia, una noche a la otra se lo hace saber. Sin palabras, sin lenguaje, sin una voz perceptible, por toda la tierra resuena su eco, ¡sus palabras llegan hasta los confines del mundo! Dios ha plantado en los cielos un pabellón para el sol.” El mensaje parece simple y complejo a la vez. El hombre sigue fascinado con el universo. La misión junto al cometa lo confirma. Me pregunto si con este aterrizaje algunos científicos también “aterrizarán” a la verdad irrefutable del diseño divino. Este, nuestro Dios, tiene al mundo en sus manos. Creó los cielos y las estrellas. Esparció el universo y en este espacioso y extraordinario pabellón nos encontramos nosotros. Me pregunto qué diría el salmista al ver este aterrizaje o el bello bosque de Jenness Park. Probablemente exclamaría “¿Quién ha medido las aguas con la palma de su mano, y abarcado entre sus dedos la extensión de los cielos? ¿Quién metió en una medida el polvo de la tierra? ¿Quién pesó en una balanza las montañas y los cerros?” Is. 40:12.

La creación de Dios nos testifica de su grandeza. No hay duda que desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó en la tierra y en los cielos. Con razón el apóstol inspirado por Dios concluyó diciendo “de modo que nadie tiene excusa” Romanos 1:20b

Ahora, el hombre, la corona de su creación, puede más que mirar o contemplar sus obras en el universo. Puede escuchar Su voz en lo más intimo de su ser. La creación proclama un fuerte e inconfundible mensaje: Dios ha creado a este mundo. Estamos sin excusas y sin pretextos.

Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo nos concedan gracia y paz para vivir conscientes de esta realidad.

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  • Por Luis R. López