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EDITORIAL: Reflexiones del pasado y presente sobre la Reforma en Hispano América


LA MIRADA, Calif. — Hace unos días tuve el privilegio de participar en el IV Congreso sobre la Reforma Protestante Española que tuvo lugar en la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense en Madrid, España. Este importante congreso internacional tuvo como tema principal la Reforma en Hispano América. Entre los participantes se encontraban profesores, historiadores y eruditos para dialogar acerca de la influencia del protestantismo en América Latina y su relación con la reforma española. Aunque el número de participantes no eran tan numeroso, el significado de esta reunión y los temas tratados son de suma importancia y son relevantes para nuestros días. Me gustaría compartir en este espacio algunas reflexiones sobre el pasado y el presente basadas principalmente en los temas tratados en este congreso.

Antes del inicio del congreso pude pasar una tarde conociendo la bella ciudad de Segovia, al noroeste de Madrid. Segovia es la capital de la provincia de Castilla y León y es un lugar con muchos siglos de historia. Fue cuna y sede de muchos reyes importantes como Alfonso X, el Sabio, e Isabel la Católica quien fue proclamada reina de Castilla el 13 de diciembre de 1474. Al casarse con el rey Fernando de Aragón lograron unificar sus reinos y eventualmente conquistar al reino nazarí de Granada y expulsar de España a los judíos y árabes. De esta manera, impusieron el castellano como idioma y el catolicismo como la religión oficial. De hecho, el Papa Alejandro VI les otorgó el título de “Católicos” por lo que se les conoce como los “Reyes Católicos”. Al patrocinar el viaje de Cristóbal Colón que lo llevó a “descubrir” el continente americano, estos reyes promovieron la llegada del catolicismo a hispano américa y lo convirtieron en la única religión oficial. Esta situación continuó así por más de tres siglos en la mayoría de los países hispanoamericanos.

El Rey Carlos I de lo que ahora es España, nieto de los Reyes Católicos, también fue Carlos V, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. A este rey le tocó el surgimiento del Protestantismo en Alemania guiado por Martín Lutero. Al ver que Alemania y muchas partes de Europa empezaron a sufrir la división entre católicos y protestantes, el emperador Carlos decidió “blindar” a España del protestantismo y las ideas luteranas. La Inquisición fue el instrumento del Estado para evitar que los luteranos, como se les conocía a los protestantes, pudieran surgir en España y sus colonias. Durante el congreso, la historiadora Alicia Mayer presentó su libro “Lutero en el Paraíso” en el que documenta cómo para el gobierno y la iglesia española la ausencia del protestantismo significaba proteger al que creían era un paraíso en donde el catolicismo romano reinaba sin ninguna oposición.

Constantino Ponce de la Fuente fue uno de los principales reformadores españoles. Fue el canónigo predicar de la Catedral de Sevilla, además de profesor de Biblia y capellán del emperador Carlos V. Al estudiar la Biblia se convenció que la salvación que Jesucristo ofrece es solamente por la gracia divina y que se recibe por la fe y no por obras. Constantino fue uno de los líderes de la iglesia secreta cristiana en Sevilla hasta que fue descubierto por la Inquisición. Murió antes que se terminara su juicio por lo que cuando éste concluyó, sus restos fueron exhumados para después ser quemados en la hoguera mediante un juicio público conocido como auto de fe. Constantino escribió varios libros entre los que destaca su Doctrina Cristiana. El profesor José Luis Villacañas hizo una excelente exposición acerca de cómo el primer obispo de la Nueva España, Juan de Zumárraga, divulgó la Doctrina Cristiana de Constantino, sin darle crédito por cierto, como un instrumento para la evangelización de los indígenas. Esta Doctrina enfatizaba que el eje fundamental para la transmisión de la fe cristiana era los padres, incluso con la ayuda de algún tutor si fuera necesario y no las instituciones formales. De esta manera, a través de Zumárraga las ideas teológicas del reformador Constantino fueron esparcidas en México aunque haya sido por un poco de tiempo.

No fue sino hasta después de la independencia de los países hispano americanos de España que poco a poco el protestantismo fue abriéndose paso en las sociedades que solamente conocían el catolicismo romano como la única religión permitida. De hecho, por ejemplo, en México no fue sino hasta la constitución de 1857 que se permitió la libertad de culto y el catolicismo dejó de ser la religión oficial. En Cuba esto no sucedió sino hasta 1898 al finalizar la guerra de independencia contra España y Cuba estuvo por un tiempo bajo el control de los Estados Unidos. Yo tuve el privilegió de contribuir en el congreso con un recuento de la llegada y presencia del protestantismo en México y Cuba.

El sociólogo e intelectual mexicano Carlos Martínez García contribuyó en el congreso con un ensayo acerca de Manuel Aguas, el primer sacerdote católico mexicano que se convirtió al protestantismo. Aguas era un influyente sacerdote dominico quien después de su conversión dejo el sacerdocio y fue pastor de una congregación evangélica. Carlos Martínez hace un recuento de su conversión y de una carta del 16 de abril de 1871 en la que relata los pormenores de la misma al superior de la orden dominica, Nicolás Arias. En esta carta, Aguas nos da un ejemplo importante de sus convecciones cristianas y su fe viva en Cristo:

¿He de negaros que soy protestante, es decir, cristiano, y discípulo de Jesús? Nunca, nunca quiero negar a mi Salvador. Muy al contrario, desde el domingo próximo [23 de abril] voy a comenzar a predicar a este Señor Crucificado en el antiguo templo de San José de Gracia. Ojalá que mis conciudadanos acudan a esa Iglesia de verdaderos cristianos. Si así sucede, como lo espero en el Señor, se irá conociendo en mi querida patria la religión santa y sin mezcla de errores, idolatría, ignorancia, supersticiones ni fanatismos; y entonces reinando Jesús en nuestra República, tendremos paz y seremos dichosos.

Este resumen general de algunos sucesos históricos mencionados en el congreso y el testimonio claro y firme de Manuel Aguas nos ayudan a entender cómo a pesar de todas las vicisitudes, la reforma de la fe cristiana por fin pudo enraizarse en hispano américa. Los evangélicos o protestantes a lo largo de los años han pasado de ser una minoría perseguida a un segmento importante de la sociedad. El Centro de Investigaciones Pew acaba de publicar los resultados de un estudio exhaustivo de la religión en América Latina. El reporte señala que desde 1900 hasta 1960 el 90% de la población era católica. Sin embargo, en la actualidad solamente el 69% continúan siendo católicos. Uno de cada cinco latinoamericanos (el 19%) son protestantes.

Un congreso sobre la Reforma en una universidad pública y prestigiosa como la Complutense, es un acontecimiento inusual pero de enorme significado. El protestantismo ha sido combatido por siglos en España e hispano américa, pero no solamente sobrevivió sino que su influencia ha ido en aumento. Como cristianos somos parte de la obra que Dios ha estado haciendo entre los hispanos y disfrutamos de la libertad que ha muchos de nuestros antepasados les costó la vida. Reyes poderosos suprimieron temporalmente las buenas nuevas de la salvación gratuita por medio del sacrificio de Jesucristo, pero no pudieron erradicarlas por completo. A Constantino y a muchos otros les costó la vida proclamar que esta salvación solamente se obtiene por la fe y que nuestra autoridad principal se basa en las Sagradas Escrituras. Otros como Manuel Aguas tuvieron que defender su fe en medio de mucha oposición. A pesar de todo esto, nuestra fe está viva y el Cristo de ellos, es el mismo que el de nosotros y al que muchos aun necesitan conocer. Este viaje a España para participar en este congreso ha hecho que mi ánimo y fe crezcan y espero este artículo le haya servido con el mismo propósito.

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  • Por Octavio Javier Esqueda