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En la frontera de Texas, miembro de First Baptist organiza equipo de voluntarios para ayudar en el centro de procesamiento


McALLEN, Texas (BP) — Una cerca de malla junto a la acera separaba a De Dorman y al resto de McAllen, Texas, del centro de procesamiento de inmigrantes instalado en la Iglesia Católica Sacred Heart.

Más allá de la cerca, carpas de color caqui se levantan amarradas al asfalto del estacionamiento. Los generadores ponen a funcionar las unidades de aire acondicionado en cada tienda lo que mantiene la temperatura alrededor de los 21 grados — una severa diferencia con los húmedos, cerca a los 37.5 grados de afuera y la razón de la caja de cartón con cobijas que Dorman cargó.

Aunque los 21 grados se sienten normal y quizá inclusive cálido para el estadounidense promedio, es un choque para los sistemas de aquellos que han pasado varios días o semanas viajando a través de Centro América y México hasta la frontera estadounidense, dijo Dorman.

“Los niños siempre se congelan en el aire acondicionado,” dijo. “No están acostumbrados al aire acondicionado. Así que tenemos gente que envía cobijas, y me llegó esta caja ayer. ”

Proveer cobijas está entre las maneras en las que un equipo de voluntarios de First Baptist Church (Primera Iglesia Bautista) en McAllen ha estado ministrando a los niños y a las jóvenes madres que cruzan la frontera. Los voluntarios han hecho la lavandería, limpiado los baños y guiado a familias completas a través del proceso — cualquier trabajo que se necesite hacer, ellos lo hacen.

Y en todo ello, han tenido una meta: dirigir a la gente a la esperanza que se encuentra en Cristo. Los voluntarios establecen que ellos no tienen motivos políticos y reiteran que su único deseo es mostrar compasión y hospitalidad a aquellos que han terminado en la puerta del pueblo.

“Si hacemos excusas de por qué no puedo,” dijo Dorman, “Seremos responsables de por qué no lo hacemos.”

Los voluntarios han trabajado por turnos en la iglesia católica cercana. Dorman, miembro de First Baptist y fundadora de Ministerios Manos Ayudadoras, ha coordinado el involucramiento de la iglesia. Ella dijo que primero se dio cuenta de los planes del Señor para el alcance mientras estaba varada en un aeropuerto de Chicago debido al mal tiempo a mediados de junio. Durante tres días, durmió en un catre provisto por el aeropuerto. Mientras yacía allí imposibilitada para cambiar la situación y continuar con los planes de viaje, Dorman comenzó a identificarse con la difícil situación de aquellos que llegaban a su propia ciudad a 2.253 kilómetros al sur.

“La primera noche que dormí en el catre pensé en la gente que vi en la televisión durmiendo en catres…y me sentí muy cargada por ellos,” dijo Dorman sobre las angustiantes circunstancias que ellos habían enfrentado, ahora, convertidos en extranjeros en tierra extraña. Ella supo claramente que el Señor la estaba llamando a ministrar a nombre de él y resolvió buscar cómo ella y un equipo de voluntarios podrían ser de servicio de regreso a Texas.

Cuando llegó a la iglesia católica que albergaba el centro de procesamiento, Dorman vio que estaba en la avenida Chicago. Lo que para otros puede parecer coincidencia fue la clara confirmación para Dorman de que ella estaba siguiendo el plan del Señor.

Dorman organizó un equipo de cerca de 25 personas de la First Baptist para comenzar a ayudar a la iglesia católica en el cuidado del flujo constante de gente. Los voluntarios católicos parecían un poquito suspicaces al principio ante el grupo de bautistas que llegaba a ayudar, pero pronto los aceptaron, exhaustos de tratar de hacer todo por sí mismos.

“Sentí un alivio de su parte porque al principio se demandaba mucho de ellos; estaban exhaustos,” dijo Dorman.

La hermana Norma Pimentel, directora ejecutiva de Caridades Católicas, dijo lo mismo cuando habló con los reporteros en el centro de procesamiento el 19 de julio.

“Ha sido fantástico,” dijo Pimentel. “La iglesia bautista local…se ha unido en el esfuerzo para responder y trabajar juntos en lo que sea que se necesite hacer.”

Jim Richards, director ejecutivo de la Convención Bautista del Sur de Texas, señaló en una visita a la frontera que la crisis “no es tanto una crisis política como una humanitaria. En el espíritu de Mateo 25:40, oramos para que los bautistas del sur busquen y encuentren oportunidades de llenar las necesidades básicas, y las necesidades espirituales, de aquellos que vienen a nuestro país sin comida, ropa, albergue y esperanza.”

Y, en una conferencia de prensa el 22 de julio en conexión con la visita de varios líderes bautistas a un albergue en San Antonio, Richards señaló: “Es nuestra obligación bajo el evangelio ministrarlos y ayudarlos, a pesar de las circunstancias por las cuales vinieron o de su futuro; nuestro principal interés es cuidar a los niños.”

Dorman dijo que ella y su grupo han buscado ser buenos administradores de la puerta abierta dada a ellos por el Señor en McAllen enfocándose en mostrar respeto por la iglesia y por caridades Católicas. Debido a la buena relación establecida entre las dos iglesias, el liderazgo de Sacred Heart (Sagrado Corazón) ha permitido que Dorman y su equipo les den Biblias bilingües y libros para colorear orientados en el evangelio a los nuevos que llegan junto con provisiones para que se lleven con ellos en el autobús o en el avión en el viaje a sus nuevos destino.

“Les decimos que cualquiera que sea su peregrinaje, el Señor quiere ir con ustedes,” dijo Dorman. “Hacemos lo mejor, cuando Dios abre las puertas, para hablarles y poner recursos en sus manos para el largo viaje en autobús.”

Alisia Pina, otra mujer del equipo de First Baptist, dijo que había tenido varias oportunidades de hablar con los niños — muchos de los cuales están asustados y emocionalmente en carne viva. Ella dijo que les explicó que Jesús es luz, y que cuando las cosas parecen oscuras en la vida, Jesús puede cuidarlos y que ellos lo pueden llamar por su nombre.

Dorman dijo que muchos de esos que huyen hacia EE.UU. le han transmitido detalles de su travesía — historias conmovedoras que hace comprensible el por qué algunos de ellos se congelan al toque de una mano o por qué muchos parecen demasiado traumatizados para hablar.

“Algunas de las madres han sido violadas en frente de sus hijos en el camino,” dijo Dorman. “Algunos de ellos han presenciado asesinatos. Yo diría que choque es la palabra para eso.”

Una mujer expresó su alivio al tener una comida caliente provista por el Ejército de Salvación y dijo que todo lo que los coyotes pagados le habían dado para comer durante la travesía fue una manzana. Estos coyotes, dijo Dorman, cobran hasta $5,000 por persona para pasarlos a través de México hasta la frontera. La jornada es brutal y a veces mortal.

Felina Vega, otra voluntaria del equipo de First Baptist, tiene dos hijas de la misma edad de muchos de los niños que llegan a través del centro de procesamiento. Ella dijo que toda la experiencia la ha ayudado a ella y a sus hijas a contar sus bendiciones.

“Algunas veces damos las cosas por hechas, y estar allí nos hace ver qué fácilmente las obtenemos,” dijo Vega. “Te hace agradecida, debido a que Dios te da lo que necesitas.”

Dorman dijo que ayudar en el centro en julio le recordó lo que se siente ser extranjero. Cuando ella y su esposo se trasladaron a McAllen de Ohio hace 16 años, ella recuerda el sentimiento de alienación que la ha ayudado a ministrar a aquellos que llegan a EE.UU.

“Nunca olvidé lo que se sentía,” dijo Dorman, mientras se enjugaba las lágrimas de las mejillas. “Ellos necesitan tanto, pero su mayor necesidad no es material; su mayor necesidad es espiritual. Creo con todo mi corazón que cuando ellos tengan al Señor Jesucristo, él va a ser un padre para ellos. Pero tienen que hacer esa conexión…que es una relación, no una religión, la que necesitan.”

Shannon Talley, pastor de First Baptist, dijo que está agradecido por la respuesta de la iglesia a los refugiados. Como Dorman, Talley dijo que la preocupación más importante es ministrar a la gente y orar para que la iglesia pueda tocarlos con el evangelio.

“Mi opinión política sería que quisiera que el presidente y el Congreso hicieran mejores decisiones,” dijo Talley. “Pero no soy político, soy pastor. Y como pastor tengo corazón para alcanzar a la gente, quiero ayudar a la gente. …Para mí no se trata de política, se trata de gente. Finalmente lo que esperamos es que ellos lleguen a oír el evangelio.”
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Sharayah Colter es escritora del personal de Southern Baptist Texan (texanonline.net), publicación de noticias de la Convención Bautista del Sur de Texas.

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  • Por Sharayah Colter/Southern Baptist Texan