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Familia encuentra el plan de ‘Dios’ en Perú


NOTA DEL EDITOR: Los Pennington sirven en Perú gracias a las ofrendas bautistas del sur a la Ofrenda de Navidad Lottie Moon y al Programa Cooperativo, los cuales financian internacionalmente la presencia y los alcances en misiones de casi 5.000 misioneros bautistas del sur. Las donaciones a la ofrenda Lottie Moon son recibidas a través de las iglesias locales bautistas del sur o en línea a [URL=http://www.imb.org/main/lottie-moon/default.asp?cid=lmcop]. (*Nombre cambiado)

PERÚ (BP) — Brian y Jennifer Pennington supieron que Dios los estaba llamando a ser misioneros — y hasta ahí llegaba su plan.

Así que cuando la pareja de Fort Worth, Texas, y sus dos pequeños hijos llegaron a la conferencia de candidatos a misioneros de la Junta de Misiones Internacionales, no tenían mucho hacia donde seguir.

“Estábamos en Richmond, y todos ahí tenían sus asignaciones antes de llegar,” recordó Brian. “Nosotros éramos los únicos allí que no sabíamos adónde íbamos. Todos investigaban sus etnias, y nosotros todavía tratábamos de descubrirla, ‘bueno, Dios, ¿dónde quieres que trabajemos?'”

Brian primero se sintió llamado a misiones de tiempo completo en Perú cuando fue a un viaje misionero de corto plazo a la selva peruana, así que estaba seguro de que se dirigiría de vuelta allá.

“Nuestro punto de comienzo fue Perú,” dijo. “En el único lugar que había estado era en la selva. Pero cuando nos enteramos más del puesto, este no era precisamente adecuado para nuestra familia. Así que consideramos el puesto que quedaba.”

El único otro puesto disponible en Perú era un puesto para iniciar iglesias en las montañas de los Andes.

“No estábamos pensando en las montañas,” dijo Brian. “Pero Dios nos mostró Isaías 52:7, que dice: ‘Qué hermosos son, sobre los montes, los pies del que trae buenas nuevas.'”

Con un plan a largo plazo en su lugar, los Pennington se trasladaron a San José, Costa Rica, para tener un año de entrenamiento en la lengua. Pero los altibajos no pararon allí.

“Creíamos que íbamos a Huaraz, una ciudad de 50.000,” dijo Brian. “Y éramos de una ciudad…. Pensamos: ‘Bien, podemos hacerlo con 50.000 personas. Eso todavía suena a ciudad.'”

Solamente una semana antes de trasladarnos de Costa Rica a Perú, los Pennington recibieron una nueva sorpresa. Su futuro supervisor, quien había escrito originalmente la solicitud de trabajo, vivía en Huaraz. Pero los Pennington realmente trabajarían a tres horas de la ciudad en un pueblo rural de menos de 3,000; también se les dijo que cambiarían de supervisores.

Aunque nada parecía ir de acuerdo al plan, los Pennington todavía sentían confianza en su llamado. Sin saber qué esperar, cambiaron de marcha y se trasladaron al pequeño pueblo montañoso de Chavín de Huantar. Estaban listos para ser el corazón, las manos y la voz de Cristo para la gente de los Andes peruanos.

Dos semanas después de llegar a Chavin, conocieron a Patricia de Loarte, una oriunda de Chavin que había estado viviendo en Lima, la capital peruana. Patricia, una creyente bautista, recientemente se había trasladado a Chavin y había estado en busca de una iglesia.

“Habíamos estado orando para encontrar a alguien con quien comenzar un grupo de proyección,” dijo Jennifer. “Y ella justo se había trasladado al pueblo y estaba orando por una comunidad de creyentes bautistas. Para ella, nosotros éramos la respuesta a su oración; y ella era una respuesta a la oración para nosotros porque había alguien que Dios había puesto en nuestro camino que dijo: ‘Vengan a mi casa; quiero comenzar un grupo de estudio bíblico.'”

“Dios sabía exactamente lo que necesitábamos, y exactamente lo que Patricia necesitaba y simplemente nos puso juntos,” dijo Brian.

Con la ayuda de Patricia, los Pennington comenzaron un pequeño estudio bíblico donde los creyentes peruanos estudiaban las Escrituras y aprendían a compartir el evangelio con otros de su comunidad.

“Su presencia [la de la familia Pennington] es algo que llama la atención de la gente aquí, porque son extranjeros,” dijo Patricia. “Es una bendición tener hermanos aquí donde vivimos, con los que podemos hablar y discutir sobre la Palabra. La gente aquí los acepta, pero están curiosos de por qué están aquí. Cuando vamos con ellos a comunidades pequeñas todos exclaman: ‘¡Gringos! ¡Miren, gringos!'”

A medida que el grupo crecía, Brian comenzó a enseñar historias orales de la Biblia como una manera de compartir el evangelio con aquellos que no podían leer. Muchos peruanos que viven en áreas rurales en las afueras de Chavín solamente hablan quechua — una difícil lengua indígena. Enseñarles a los creyentes bilingües de Chavín a contar las historias bíblicas ayuda a esparcir el evangelio en otros pueblos peruanos donde el quechua sería el mayor obstáculo para la mayoría de los misioneros norteamericanos.

Patricia, una apasionada evangelista y promotora de la narración bíblica, también ha invitado a miembros de su anterior iglesia en Lima para que hagan viajes misioneros a los alrededores de Chavín. Ella los anima a usar la narración como método principal de evangelismo.

“Mi petición de oración es alcanzar a toda la comunidad,” dijo. “Le ofrezco esta comunidad al Señor, para que podamos ver las almas venir al Señor y conocer la Palabra, y reunirse con nosotros.”

“Creo que ella se da cuenta de que la narración de historias es una manera en la que ella les puede hablar a otros [sobre Jesús],” dijo Jennifer. “Ella ve que esto puede ser beneficioso para muchas personas.”

A pesar de los desafíos y las incertidumbres del inicio, la pareja cree que trasladarse a Chavín y conocer a Patricia fue parte del gran plan de Dios para alcanzar a los perdidos peruanos de las montañas. El involucramiento de los Pennington en ese plan fue hecho posible gracias al sostenimiento de los bautistas del sur a través de la Ofrenda de Navidad Lottie Moon y el Programa Cooperativo.

“Al final, definitivamente podemos ver que ese era el plan de Dios desde el principio,” dijo Jennifer sobre el ministerio de ellos en Chavín. “Quizá no hubiéramos escogido esa solicitud de trabajo si hubiéramos sabido que era una ciudad de solamente 3.000 personas. Pero fue la manera que Dios usó para llevarnos allá.”

“Nada realmente resultó como se suponía que fuera,” dijo Brian, “pero siempre nos consuela el hecho de que Dios supo todo el tiempo cómo iba a ser. No fue una sorpresa para él, y aprendimos a confiar en él en eso.”

ACTUALIZACIÓN: Recientemente, Dios sorprendió a los Pennington una vez más. Después de tres años y medio de servicio en Chavín de Huantar, ellos sintieron que el Señor los dirigía a una nueva asignación en misiones. Trabajando con creyentes peruanos locales e iglesias “compañeras” estadounidenses, la pareja ahora ayuda con entrenamiento, apoyo logístico y estrategia en un esfuerzo de plantar iglesias en más de 100 comunidades en todo Perú.

En otras noticias de la familia Pennington, los hijos de los misioneros: Jordan y Trevor Pennington son presentados en el Estudio de Misión Internacional 2013 sobre Perú, publicado por la Unión Femenil Misionera. Para saber más sobre el estudio, vaya a wmu.com/Peru.
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Emily Pearson sirve como escritora de IMB en las Américas.

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  • Por Emily Pearson