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EDITORIAL: Las misiones y la diversidad


LA MIRADA, Calif. (BP) — La Convención Bautista del Sur, es la denominación cristiana más grande de los Estados Unidos y quizá del mundo entero. Dios ha bendecido a este grupo de creyentes y les ha permitido ser un agente esencial en la misiones nacionales e internacionales. El celo evangelístico que tradicionalmente ha caracterizado a los bautistas ha sido usado por el Señor de maneras increíbles para que miles de personas en todo el mundo conozcan las buenas noticias de la salvación por la gracia de Dios a través del sacrificio de nuestro Señor Jesucristo.

El programa cooperativo de los Bautistas del Sur se ha convertido en el medio más eficaz para que las iglesias puedan unirse en el servicio al Señor y en la proclamación del evangelio. Cada iglesia o congregación de creyentes es independiente, pero voluntariamente colabora con otras iglesias bautistas para que unidas puedan hacer mucho más. Un gran porcentaje de las ofrendas de las iglesias se une y se destina a la obra misionera. De esta manera, miles de misioneros bautistas pueden concentrarse totalmente en el servicio a Dios sin tener que preocuparse por conseguir dinero para su sustento.

Desde sus inicios, los Bautistas del Sur han hecho de las misiones su mayor fortaleza. Por ejemplo, en el siglo XIX la misionera norteamericana más importante y de gran influencia fue sin lugar a dudas Charlotte (Lottie) Moon. Lottie Moon (1840-1912) se convirtió en 1872 en una de las primeras mujeres misioneras de los Bautistas del Sur cuando inició su ministerio en China en donde sirvió por cuarenta años. A través de muchas cartas y artículos Lottie Moon influenció a los bautistas para que redoblarán sus esfuerzos para obedecer la Gran Comisión que Jesús le dejó a sus seguidores en Mateo 28. Lottie Moon falleció el 24 de diciembre de 1912 cuando su barco estaba anclado en Japón ya que intentaba regresar a los Estados Unidos debido a sus enfermedades crónicas. Desde 1888 los Bautistas del Sur tienen una ofrenda especial para las misiones mundiales que ahora lleva el nombre de Lottie Moon y que ha pasado de tres mil dólares en su primer año a 146.8 millones de dólares en el año 2011.

A pesar de su éxito misionero, la mayor debilidad de los Bautistas del Sur ha sido su racismo histórico. El origen tormentoso de esta denominación se debe a su deseo de afirmar la esclavitud de los afroamericanos y su rechazo a concederles libertad. Este sentimiento ignominioso y claramente contrario a las enseñanzas de Cristo, hizo que en 1845 los bautistas del sur de los Estados Unidos formaran su propia denominación y se desligaran de los bautistas del norte que estaban en contra de la esclavitud. En los últimos años los Bautistas del Sur se han arrepentido de sus acciones en el pasado y han afirmado la igualdad de todos los seres humanos sin importar su color de piel. Sin embargo, no fue sino hasta este año que los Bautistas del Sur han dado un paso gigantesco hacia delante al elegir a su primer presidente afroamericano en su historia.

La reciente elección de Fred Luther, pastor de Franklin Avenue Baptist Church en la ciudad de Nueva Orleans, como presidente de la convención es quizá uno de los acontecimientos más significativos en la historia de los Bautistas del Sur. Por primera vez una persona no “blanca” representa a esta denominación. La elección unánime del pastor Luther es un destello esperanzador para los que deseamos que los Bautistas del Sur seamos fieles representantes del cuerpo de Cristo en este mundo.

Los afroamericanos han sufrido mucha segregación a lo largo de su historia. A pesar de que la esclavitud se abolió hace muchos años, la discriminación y desigualdad aún forman parte de la cotidianidad para muchos de ellos y para muchos otros grupos minoritarios en este país. Por lo tanto, para los creyentes afroamericanos la justicia social se ha convertido en unos de sus valores principales. Muchos de ellos enfatizan correctamente que el mensaje de Cristo debe ser integral y, por lo tanto, que su luz debe reflejarse en todos los sectores de la sociedad. La fe en Cristo no es solamente algo “privado” que transforma “individuos” sino una fe “pública” que transforma “sociedades.” ¡Los creyentes bautistas tenemos mucho que aprender de nuestros hermanos afroamericanos!

Es mi deseo que los Bautistas del Sur así como eligieron a Fred Luther como su presidente, también “elijan” las prioridades y pasiones de los creyentes afroamericanos. En el cuerpo de Cristo hay unidad en la diversidad y es importante que todas las voces sean escuchadas para que juntos podamos verdaderamente reflejar al Cristo que nos une.
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Octavio Javier Esqueda es profesor en los programas doctorales en educación en Talbot School of Theology de la Universidad Biola en La Mirada, California. Es miembro de la iglesia bautista Green Hills en La Habra, California y ha tenido la oportunidad de enseñar en diferentes países, instituciones y niveles académicos.

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  • Por Octavio J. Esqueda