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CINE: ‘Cristiada’ anuncia la libertad religiosa


KANSAS CITY, Mo. (BP) — Hubo una época en que las creencias religiosas eran ensalzadas en Hollywood.

Bueno, por lo menos se lucraba con los temas religiosos. Pero no todos lo apoyaban solamente por el dinero—o por la fama. Hombres como Cecil B. DeMille (“Los Diez Mandamientos,” “El Símbolo de la Cruz,” “Sansón y Dalila”), Frank Capra (“It’s a Wonderful Life”), Leo McCarey (“Bells of St. Mary” y “Going My Way”) entre otros, también lo estaban como un medio de expresión de sus valores cristianos.

En nuestros días ya no abunda esto en Tiseltown, pero de vez en cuando hay una nueva película que explora más el aspecto mental y físico de la condición humana. “Cristiada” [titulada “For Greater Glory” en los EE UU] es la más reciente obra que se remonta a los días de “El Cid” y “A Man For All Seasons.”

Programada para estrenarse en 1 de junio, “Cristiada” es un persuasivo homenaje a la libertad religiosa, puesta en el contexto de una no muy conocida guerra civil en México, hace más de 80 años.

Esta aventura de acción, basada en eventos reales, tiene estilo y corazón, y presenta francamente la necesidad de la fe. Y lo que me impresionó durante su reciente tour para la prensa, cuando pude entrevistar a los cineastas, es que la producción está formada por hombres y mujeres que creen que la libertad religiosa debe ser defendida.

“Hay ciertos paralelos entre esta película y mi propia vida,” dijo Andy García (“El Padrino 3″,” Ocean´s Eleven”), una de las estrellas de la película. “Vengo de un país [Cuba] donde la libertad religiosa, por muchos años, fue arrebatada por completo. Así que ese paralelo me facilita dominar esa causa.”

Cristiada fue producida por Arc Entertainment y, además de Andy García, cuenta con actores como Peter O’Toole (“Laurence of Arabia,” “Becket”), Bruce Greenwood (“Capote,” “Racing Stripes,” “Star Trek” 2009), Oscar Isaac (“The Nativity Story”), Eva Longoria (“Desperate Housewives”) y Eduardo Verastegui (“Bella”).

Cristiada relata la Guerra Cristera (1926-29), la cual surgió por parte de una rebelión en contra del intento del gobierno mexicano por secularizar al país. En la película, un grupo de hombres y mujeres apasionados toman la decisión de arriesgar todo por la familia, por la fe y por el mismo futuro de su país. El General Gorostieta (Andy García) es un hombre militar jubilado que titubea por unirse a la causa pero termina convirtiéndose en el líder más sacrificado de la resistencia mientras ve el precio a pagar por la persecución religiosa de sus compatriotas.

Dicho filme rompió todos los records en México, dijo García. “Es la segunda película más taquillera ahí, después de ‘Titanic.’ Y aunque fue hecha en México y financiada ahí mismo, es una película para todo el mundo. Tiene que ser contada porque es una historia hermosa.”

Entre los entrevistados, quizás Eduardo Verastegui fue quien habló de su fe con más apertura y amplitud. No sólo estuvo dispuesto a hablar del tema, si no que directamente vocalizó su necesidad de la oración y de estudiar la historia para evitar repetir los errores cometidos en el pasado. Aunque creció en México, no conocía la Guerra Cristera, ya que ésta había sido una vergüenza para el gobierno y por lo tanto no se enseñaba en las escuelas. Pero cuando supo que más de 200,000 personas murieron durante esa guerra civil, sintió una responsabilidad de darla a conocer ante el mundo.

“Necesitamos aprender de la historia para no cometer los mismos errores. Y necesitamos mostrar a algunos de los héroes de México que no tuvieron miedo de defender algo mayor que ellos mismos –- al punto de dar sus vidas, convertirse en mártires por sus creencias,” dijo Verastegui.

“Por muchos años, mi fe no era el centro de mi vida… hasta después que sucedieron una serie de eventos aquí en Los Ángeles. Me di cuenta que los hombres latinos no se veían en las películas actuales como hombres nobles, o como hombres de fe e integridad. Comencé a darme cuenta yo no formaba parte de la solución, como actor. Ahí fue cuando hice una promesa. Nunca más utilizaría mis talentos para hacer algo que dañe a mi fe o a mi cultura latina. Al mismo tiempo, me di cuenta que necesitaba algo mayor que mí mismo para lograrlo. Necesitaba ayuda para no caer en las tentaciones que hay en mi industria. ¿Cómo podría lograrlo, sabiendo que soy una persona débil? Entendí que era humanamente imposible. Así que, a los 28 años, supe que necesitaba algo mayor a mí mismo para cumplir con esta promesa. Ahí fue que regresé a mi fe. Y comencé a aprender más sobre mi fe. Comencé a trabajar en una disciplina espiritual, una estructura espiritual. Como cualquier otra cosa, si no tienes una estructura o un orden, puedes colapsar muy fácilmente. Mi fe me ayudó a encontrar la verdadera libertad incluso en medio de los peores momentos de mi vida. Aprendí a ser libre y a tener paz.

“En un punto, me pregunté, ‘¿Estás dispuesto a morir por tu fe?’ Claro, humanamente, dices que no. Ves un cuchillo y sabes que te van a cortar en pedazos, entonces quisieras correr hasta los montes. Pero después piensas, estas personas que estamos representando recibieron fuerza sobrenatural. Un poder y gracia que les ayudaron en una manera ilógica. Alguien te está torturando y tú sigues amándolos; humanamente, eso no tiene sentido,” dijo Verastegui.

Ya mencioné que fue muy abierto ¿verdad? Pero fue un placer entrevistar a una persona que se gana la vida en la industria del cine y no oculta su fe personal. Además, las palabras de Verastegui están avaladas con sus acciones. Su más reciente trabajo en el cine y varios de los proyectos venideros revelan su deseo de ayudar así como de entretener. Después de más preguntas sobre la producción y la oración, el atractivo e inteligente actor concluyó diciendo: “Esta es la “Lista de Schindler” de México. Tenemos que recordar de qué somos capaces, y lo que nos pasa cuando ponemos a Dios en el centro de nuestras vidas.”

Si bien esta historia se centra alrededor del catolicismo y muchos de quienes están involucrados en la película son católicos, las lecciones que enseña la película pueden beneficiar a aquellos de cualquier otra persuasión teológica.

Y si bien es una historia verdadera, también es una parábola que les recuerda a los espectadores que los cristianos, igual que el pueblo judío y tantos otros, han sido perseguidos por su fe a través de los siglos. También envía un mensaje diciendo que el derecho a practicar una religión puede estar fácilmente amenazado por un gobierno corrupto.

Una película limpia, sin escenas sexuales explícitas y tan sólo unos cuantos improperios, recibe una clasificación “R” por la violencia. Hay muchas escenas de batallas, muchas personas que mueren por la causa. Hay algo de sangre, pero nada excesivo. Aunque hay explosiones, disparos y ahorcados, esto se utiliza para señalar el mal del cual es capaz el ser humano. Y si bien algunas escenas de violencia resultan difíciles de observar, especialmente cuando se aplica a un niño, nos recuerda lo que otros han soportado porque no pudieron darle la espalda a Cristo.

“El personaje de José [en Cristiada] fue un joven real de 14 años que peleó por la libertad y fue tratado tan brutalmente que sólo podemos ver una mínima parte de ello en la película,” dijo el director Dean Wright. “Vemos al joven caminando luego de haber sido torturado. Visualmente muestra lo que estaba dispuesto a hacer por Cristo. Es un tanto simbólico; representando su paso de fe mientras sigue caminando por el sendero que Cristo tomó.”

Además de ser un ejemplo del entretenimiento a grande escala, la película nos recuerda que la vida de una persona solamente es plena cuando está dispuesta a defender una gloria mayor que sí mismo.
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Phil Boatwright comenta películas desde una perspectiva cristiana, para Baptist Press. Es el autor del libro: “Movies: The Good, The Bad, and the Really, Really Bad,” disponible a través de Amazon.com.

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  • Por Phil Boatwright