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Eutanasia y donación de órganos acoplados en Bélgica


WASHINGTON (BP)–Un peligroso precedente fue establecido en Bélgica, dijo un asesor en ética, cuando una mujer eligió el suicidio asistido y optó por donar sus órganos.

Wesley Smith, un compañero especialista en bioética en el Discovery Institute, dijo que estar de acuerdo en la extracción de órganos de la eutanasia “levanta el muy realista prospecto de que las personas desesperadas debido a enfermedades terminales o discapacidades (o quizá, solamente desesperadas) podrían aferrarse a pedir que las maten por sus órganos como una manera de darle sentido a su vida.”

“Este es un territorio bastante peligroso, que han hecho aun más traicionero los doctores, cónyuges y una respetada revista médica que valida las ideas de que la muerte es mejor que la discapacidad y que los pacientes vivos pueden, esencialmente, ser vistos como un recurso natural para ser muertos y minados,” escribió Smith en la bitácora Secondhand Smoke en FirstThings.com en mayo.

La mujer en Bélgica no tenía una enfermedad terminal, dijo, Smith. Ella estaba totalmente consciente pero completamente paralizada, un estado que él llamó “atrapado.” Ella pidió la ayuda de su doctor para que llevara a cabo su deseo de morir, y el día antes del procedimiento de la eutanasia, decidió permitir que sus órganos fueran trasplantados.

En la presencia de su esposo, relató Smith, la mujer fue muerta intravenosamente y su cuerpo trasladado a la mesa de operaciones 10 minutos después de que la actividad cardíaca cesara. Se le removieron el hígado y ambos riñones, y un año después los tres receptores han respondido bien.

“Si esto no activa el mecanismo de alarma acerca de cómo el enfermo y el discapacitado están en forma creciente siendo considerados no solamente como una carga (para ellos mismos, las familias y la sociedad), sino como objetos potenciales de explotación, ¿qué lo hará?” escribió Smith. “Una mujer discapacitada fue muerta, aunque las personas en estados atrapados a menudo se ajustan con el tiempo a sus discapacidades y son felices de estar vivas.”

La historia de la mujer apareció en la revista de bioética Transplantation, quizá para autenticar el acople de los dos procedimientos en la mente de algunos.

“Este caso de peticiones separadas, primero la eutanasia y segundo la donación de órganos después de la muerte, demuestra que la extracción de órganos luego de la eutanasia puede ser considerada y aceptada desde puntos de vista éticos, legales y prácticos en países en los que la eutanasia es legalmente aceptada,” escribió Smith.

“Esta posibilidad puede aumentar el número de trasplantes de órganos y puede también proveer algún consuelo al donador y a su familia al considerar que la terminación de la vida del paciente puede de alguna manera ayudar a otros seres humanos en necesidad de trasplante de órganos.

“Tomar los órganos fue la decisión fácil. Una vez que usted haya metido medicina en la zona prohibida del homicidio activo, encontrar justificaciones auto-congratulatorias se vuelve una búsqueda deseable,” escribió Smith, y añadió que “una vez que la sociedad acepte que los dos se pueden unir, salvar a otros fácilmente podría volverse una frecuente motivación para pedir que lo maten.”

También en mayo, artículos en la Revista de la Asociación Médica Canadiense dijeron que cerca de una de cada 25 muertes en Bélgica es por eutanasia, y de esas, el 2 por ciento toma lugar después de la solicitud directa de un doctor; el 1.8 por ciento ocurre sin tal solicitud.

En Bélgica, la eutanasia voluntaria debe ser realizada por un médico, pero el 12 por ciento de las veces son enfermeras las que la realizan ilegalmente, dice el reporte. En el 2009, Bélgica oficialmente tuvo 700 muertes por eutanasia, un salto de los 500 casos en el 2008, de acuerdo a un reporte de marzo de Flanders News. Estos son números reportados oficialmente, y expertos dicen que representan solamente el 25 por ciento de las cifras reales.
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Compilado por Erin Roach, escritora del personal de Baptist Press y Tom Strode, escritor del personal y jefe de la oficina en Washington.

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